top of page

"Ajolote", cuento de Alejandro Juárez

  • Foto del escritor: Alejandro Juárez
    Alejandro Juárez
  • 23 jul 2022
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 24 jul 2022



Emplumado, vive bajo el agua. Hincha sus penachos al golpe de la corriente, sonrosándose como virgen halagada. Largo y blanquecino, a veces transparente, habita las rocas lisas de los arroyos, sobre las que se mueve con la lentitud del tiempo. Pero si es asustado se desplaza con sorprendente velocidad. Sus ojos redondos como anillos nunca parpadean. Miran con perpetuo asombro su líquido mundo, lleno de luces cambiantes y montes construidos por sombras.


El agua fría es lo mejor para él. Con patitas titubeantes palpa raíces y hojas del mundo exterior, caídas de inciertas alturas. Poseedor de perpetua juventud, desconoce los achaques de la vejez, inmerso y satisfecho en su sencilla existencia. Vestido de inocencia, deambula por años aquí y allá, con vaga conciencia de su propio secreto.


Cuando la corriente crece trayendo olores, el ajolote busca a otros de su especie. En las aguas claras, cuerpos como agujas se mueven en círculos. Colas ondulantes rozan y tocan los lugares precisos para generar deseo. Entonces se aparean.


Los hijos se gestan como por encanto. Nacen y se van con rapidez, sin perturbar la infancia perenne de sus padres. Ya se encontrarán bajo la luna, niños-adultos en un mundo que escasamente cambia.


Sólo la curiosidad rompe su perpetuo ciclo de juventud. Atraído por el mundo externo, fuente de maravilla y temor, el blanco animal asoma tímidamente la cabeza. Fascinado como gato ante el espejo, observa las moles oscuras de los árboles, estremecidos bajo el viento perezoso de la tarde. La luz sobre las hojas lo atrapa, tentándolo con cebos de sol.


Vencido, abandona su refugio de agua para explorar la tierra, condenando su existencia a la adultez. Pierde las plumosas branquias y el tono lechoso de la piel, que se torna fluida oscuridad. Hasta su nombre cambia, al transformarse en Salamandra. Lo único que gana es inmunidad pues todo enemigo lo evita, consciente de su amargo sabor.

Comments


¡SÍGUEME! 

  • Facebook Classic
  • c-youtube

© 2017 por Alejandro Juárez. Creado con Wix.com

bottom of page